El productor detrás de “La Ropavejera”
- María Camila Jiménez
- 30 may 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 31 may 2018
Nacho Ruipérez da a conocer su faceta de creador del horror en el cortometraje que rinde homenaje a la Vampira de Barcelona, Enriqueta Martí.
Licenciado en Comunicación Audiovisual de la Escuela Politécnica Superior de Gandía, España, Nacho Ruipérez es un profesional del arte dramático y de la música. Ha sido director de varios cortos que han recibido numerosos premios internacionales además de productor de varias series para televisión.
En la actualidad se dedica al teatro y a su rol profesional como guionista y director.
Este español compartió su experiencia y su trabajo en el Festival del cine Universitario, Cinestesia, acerca de uno de sus largometrajes más fascinantes y densos “La Ropavejera”, trabajo audiovisual dedicado a la misteriosa vida de Enriqueta Martí, la Vampira de Barcelona quien ha sido considerada por años asesina y proxeneta de niños. Ruipérez busca defender la imagen de este personaje y mostrar la otra cara de la historia.

¿Por qué el cine y no otra carrera?
Fue algo natural que surgió desde muy pequeño. Siempre me ha gustado el teatro y me metí en ese mundo, primero trabajé de la mano con la escenografía de teatro y luego con la del cine hasta llegar a ser director y enamorarme de mis personajes.
¿Cómo definiría este trabajo cinematográfico?
Este corto representa y muestra un universo gótico y profundamente clásico. A mí me gusta decir que es un cine de horror más que de terror porque es un cine que se basa en la repetición del susto, es un cine que te va metiendo poco a poco en eso oscuro del terror. El espectador va a poder descubrir esas sensaciones claustrofóbicas en las que se va a encontrar un universo muy cercano al fascismo que es elaborar una crítica sobre el poder y cómo se somete a la persona a la obediencia a través del miedo.
¿Por qué arriesgarse a cambiar la vida de Enriqueta Martí?
En realidad no es un riesgo, aunque el riego es que no le guste mucho al espectador puesto que es una historia que quizás no ha sido tan esperadamente morbosa. Este personaje es injustamente tratado ya que la comparan con una vampira y ella no era una vampira. Enriqueta Martí fue un ser humano con sus defectos y sus cualidades como todo el mundo, entonces más que un riesgo es una justicia poética y necesito contar la verdad después de tanto tiempo.
¿Qué fue lo más difícil de trabajar con niños?
Lo más complicado de trabajar con niños es que, en el caso de esta producción, son personajes muy dramáticos que viven en la oscuridad y eso para un niño resulta difícil. Llevarlos a ese universo sin dañarlos fue nuestra prioridad, fue lo primero que les aseguramos a sus padres. Manejamos todo como un juego para poder controlar y disfrutar las emociones que implicaban el cortometraje.
¿Cómo convenció a los padres de los niños para que aceptaran la personalización del personaje?
Desde que llegaron los niños al casting se les paso un guión y se les informó a los padres de todas las modificaciones a las que tenían que someterse para lograr representar el personaje en el cortometraje. A la hora de cortarle el pelo los niños mismos fueron los que se enamoraron de su personaje y así lograron convencer a sus padres, además de que al final se les cortó el pelo y se les regaló una gorra con sus nombres, las cuales lucieron en sus clases presumiéndoles a sus compañeros.
¿Qué es lo que más le ha gustado de Cinestesia?
La energía que tienen los colombianos, no solo participan sino que también se les ve el interés y no les da miedo preguntar. En otros festivales que he estado no se nota el mismo interés.
¿Qué consejo le daría a esta generación de jóvenes?
Lo primero es que le pongan pasión a lo que hacen, que no importa si se tienen mucho o pocos medios para crear las cosas, lo importante es siempre tener pasión y pensar positivamente con creatividad al cien por ciento y no poner límites. Arriesgarse en los proyectos que se tienen en mente son la clave del éxito.
Este amante desenfrenado del cine le apunta a una producción sin morbo pero llena de fascismo que busca involucrar al espectador de una manera escalofriante y mágica en cada escena. Nacho Ruipérez incita a esta generación a que se lancen a emprender sus proyectos sin pensarlo mucho y tomando riesgos que, según él, son los que conducen al éxito.
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